PART 1. Chapter VI.

Dark corría por el bosque. Sí, no había duda, tenía que ser ella… Un destello rojizo pasó por delante haciendo que se detuviera de golpe, tan cerca que podría haberle hecho un corte en el rostro si no fuera por la rapidez de sus reflejos. Giró sobre sus talones para quedar así de frente a una espeluznante escena. Lo que parecía ser la figura de un hombre lo miraba con los ojos inyectados en sangre y entre sus manos, firmemente sujeta, una espada de un tamaño descomunal que desprendía un extraño fulgor rojo, incandescente. El hombre emitió un extraño sonido metálico muy parecido a la risa, lo que sería una carcajada más propia de la espada que de un humano como él.
-Vaya, vaya… por fin nos encontramos, cazador – la voz era igual que la carcajada, metálica. A cada palabra el fulgor de la espada parecía volverse más intenso.
-¡Ahora que te he encontrado no escaparás!- Dark rugió a la vez que se quitaba el colgante con un brusco tirón y en el mismo movimiento se volvía espada, aquella espada tan peculiar. Era hora de poner a prueba sus ojos, una prueba de verdad. Se lanzó en un rápido movimiento con el arma por delante, dispuesto a estocar al hombre pero este fue más rápido y se hizo a un lado dejando una estela carmesí tras de sí. Otra vez volvió a reír.
-¡No puedes retenerme! ¡No puedes y sabes por qué!
Dark aferró la espada con más firmeza girando sobre su eje para volver a atacar, sin dejarle hablar, pero una vez más aquel extraño individuo armado con una espada aun más rara fue más rápido colocándose esta vez a su espalda. Con la respiración entrecortada el joven cazador se giró de nuevo, encarándolo. Las miradas de ambos entrechocaron, parecían echar chispas. Dark sentía que sus reflejos habían mejorado tras la práctica, pero no lo suficiente, aunque sospechaba que ni siquiera guiándose por sus otros sentidos hubiera conseguido alcanzarla. Apretó los dientes, muy a su pesar, sabía que aquella voz tenía razón… “Zariche” murmuró entre dientes.
El hombre esbozó una sonrisa de suficiencia abriendo de nuevo la boca para hablar, pero en ese momento una voz femenina demasiado conocida para Dark los interrumpió. “¡Dark!” el nombre de este resonó en las cercanías, al parecer le estaba buscando. La sonrisa que había desaparecido del rostro del hombre volvió a dibujarse y la espada brilló con más intensidad.
-Volveremos a vernos…
-¡NO! – Dark gritó con todas sus fuerzas en el mismo momento en que la figura de Senya emergía entre unos setos a su derecha y el hombre desapareció con aquella rapidez que tanto había sorprendido al joven, volviendo a dejar tras de sí aquella estela carmesí.
-¡Dark! Dark, ¿Estás bien? – Senya se acercaba rauda a él con la vista fija en el lugar donde instantes antes había estado su rival. Sin embargo, todo lo que ella pudo distinguir fue un destello rojizo al desaparecer. Aquella visión la inquietó. No la tranquilizó ver a Dark armado y la mirada enfurecida que lanzó a la pobre chica.
Al parecer Senya había salido instantes después tras él, asustada al ver su reacción, y queriendo conocer los motivos de su precipitada marcha. No parecía importarle mucho a Dark que todo lo hubiera hecho por preocupación hacia él. Con una sacudida la espada volvió a su estado original, aquel colgante con motivo de corazón que el hombre aferró con fuerza entre sus manos, queriendo contener así toda la rabia que sentía. Su presa, aquella con la que tanto había tardado en dar, y cuando por fin había dado con ella se había esfumado ante sus narices. No sabía qué era lo que más lo enfurecía, la intromisión de Senya que provocó la huida de su enemigo o el haberse dado cuenta de que no poseía suficiente poder para acabar con él. Al menos no sin ayuda…
-Dark… - la voz de esta no fue más que un susurro, a la par que daba un paso hacia él. Apretando los dientes con más fuerza, le dio la espalda a la muchacha y se perdió entre la maleza con el colgante aún firmemente sujeto en su mano. No le dirigió una sola palabra, no quería perder el control. Ella, paralizada por la estupefacción sin entender qué había pasado o qué era lo que había hecho, se quedó inmóvil viendo como el joven de cuya verdadera identidad no conocía nada desaparecía en la oscuridad del bosque.




~ôwô~ Kai ~ôwô~