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 PART 1. Chapter V.

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Kaileena
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Kaileena


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MensajeTema: PART 1. Chapter V.   PART 1. Chapter V. Icon_minitimeDom Jun 07, 2009 1:25 pm

Se revolvió inquieto en la cama hasta que, al final, un acceso de tos le obligó a levantarse. No había tenido un buen despertar esa mañana. A decir verdad ni esa, ni la anterior… ni ninguna que pudiera recordar desde hacía tiempo. Anduvo un poco de lado a lado de la habitación, esperando que el andar calmara un poco la tos pero esta continuaba, cada vez con más intensidad. Por un momento se detuvo, con la mano en el pecho intentando reprimir el impulso de volver a toser, solo un instante para poder oír si había movimiento en el pasillo. Lo último que deseaba era una llegada en tropel de gente alarmada y llena de curiosidad por conocer el origen del mal que lo aquejaba.
De camino a la mesilla la tos disminuyó un poco y se hizo con el cuenco de pasta que se quedó mirando unos instantes con amargura. Por si no fuera poco el tener que depender de esa pasta, además tenía que depender de quien la hacía y ya no le quedaba mucho. Se extendió un poco sobre el pecho descubierto y dejó la mano sobre este, sentándose en la cama a esperar pacientemente a que hiciera efecto. No tuvo que esperar mucho, pronto las punzadas de dolor en el pecho disminuyeron notablemente, aliviándolo.
Finalmente se acercó la venda que tenía junto al cuenco, sobre la mesilla, y se la colocó sobre los cansados ojos antes de encaminarse a la salida. Bajando las escaleras una voz conocida llegó a sus oídos:
-Sí, estuve un rato ayer tras hacer un combate amistoso para… - “Senya” pensó y en ese momento otra voz, también conocida, interrumpió a la primera.
-¿Dark?... ¿Te refieres a aquel que desaparece durante el día?... – su voz denotaba sorpresa. Así que estaban hablando de él, no es que la idea le agradase en exceso, pero al menos no parecían estar diciendo nada negativo. No le extrañaba que su actitud sorprendiese a aquellos que no le conocían. Cuando hizo su aparición al pie de las escaleras, las voces se interrumpieron y Dark sintió como la mirada de ambas se posaba en él.
-Buenos días, Dark- Senya le saludó con simpatía, al parecer el encuentro de la tarde anterior le había hecho ganarse la simpatía de alguien allí. El tono de la posadera, sin embargo, era más reservado sin dejar de ser cordial posiblemente por el hecho de haber tenido menos roce con ella.
Se acercó con pasos lentos pero seguros, su andar habitual. A pesar de que la pasta había conseguido aliviarlo en gran parte, aun sentía algunas punzadas de dolor en el pecho y el deseo de toser de vez en cuando. Dejó el cuenco frente a donde suponía, más o menos, que se encontraba Kai y respondió al saludo de ambas.
-Buenos dias…- les dedicó una breve sonrisa y señaló el cuenco, dirigiendo sus próximas palabras a la posadera- ¿Podrías hacerme más de esto? Y también agradecería una infusión si no es mucha molestia…
Tras asentir a la petición desapareció tras la puerta de la cocina para hacerse con todos los utensilios y materiales necesarios. Mientras, Dark se giró hacia Senya a pesar de que con la venda no pudiera verla - ¿Cómo te encuentras?
-Bien, bien… ya estoy mucho mejor y descansada. Muchas gracias por lo de ayer, ya sabes, salvarme… - en ese momento Kai salió de la cocina, justo a tiempo para oír las últimas palabras de Senya, y antes de poder dar tiempo a Dark a responder los interrumpió.
-¿Salvarte? – Pasó la mirada de uno a otro- ¿Qué es lo que ocurrió? – la preocupación por su amiga era notable por su tono de voz. Una vez más, Dark fue interrumpido cuando iba a hablar, esta vez por Senya que se le adelantó.
-Ayer vino un chiflado soltando una gran perorata y quiso llevarme con él… pero Dark lo impidió. – Dark intentó quitarle importancia al asunto, pero aquel día las jóvenes no parecían dejarlo hablar, porque Kai volvió a interrumpirlo.
-¿Llevarte? ¿Pero quien?
-No lo sé… era un tipo extraño…- se quedó pensativa intentando hacer memoria, con los ojos entornados, como si pretendiese visualizarlo – sí, iba ataviado con una armadura negra y una capa roja… un tanto extravagante, la verdad…
El gesto de asombro de Kai le hizo olvidar la imagen del hombre- No estarás hablando de Galandorf ¿No?… es un bufón, bastante peligroso cuando se lo propone, pero un bufón al fín y al cabo…- esta vez Dark habló antes de que ninguna pudiera tomarle la delantera, con una voz más profunda y siniestra escuchada hasta el momento.
-Bufón o no, como lo vea intentando algo que no debe de nuevo le rebanaré la cabeza sin miramientos.
Ambas intercambiaron una rápida mirada de sorpresa pero la posadera acabó encogiéndose de hombros, era obvio lo poco que le importaba el porvenir de aquel individuo.
-Además – prosiguió – podría haber causado una catástrofe.
-Sí, es cierto, incendió el bosque…
-¿Cómo? – Kai la interrumpió con una expresión de temor en el rostro, por lo que Senya se apresuró a tranquilizarla.
-Lo pudimos detener antes de que se extendiera demasiado, tranquila- y posó una mano sobre el hombro de la posadera, pero Dark ya no estaba prestando atención a la conversación por lo que se perdió las palabras que siguieron. Con el rostro girado hacia Senya, su mente había vuelto al pasado, al día anterior recordando cómo había conseguido contener el fuego con gran habilidad ¿Cómo lo había hecho? Esa pregunta rondaba por su mente cuando unos pasitos bajando las escaleras lo hicieron volver al presente de nuevo. De espaldas a las escaleras, no se molestó en girarse ¿Para qué? Con la venda puesta no podría saber de su identidad hasta oírla hablar.
Los pasitos se dirigieron veloces hacia la barra, pasando tras esta… - Hola princesita, ¿Tu hermana ya está despierta? – la voz de Kaileena… ¿A quien le hablaba? Debía haber hecho algún tipo de gesto para contestar, pues no había hablado. Entonces oyó la voz de Senya.
-¡Vaya! Es toda una monada… ¿Quién es, Kai? – Llevado por la curiosidad se retiró la venda para poder ver a la recién llegada. Aunque se mostraba algo reticente a dejar al descubierto sus cansados ojos nadie reparó en ello, pues todas las miradas estaban puestas en una niña en camisón de largo cabello rubio un tanto revuelto, que Senya empeoró al revolverselo con cariño, y unos enormes ojos azules que miraban curiosos y timidos a su alrededor. Todo indicaba que se acababa de levantar. La niña se abrazó a Kai un poco intimidada por la presencia de tantos desconocidos.
-Mira Freya…- cogió a la pequeña en brazos- estos son unos amigos, Senya y Dark…- Senya acercó una mano para acariciarle la mejilla con mimo y le dedicó una amplia sonrisa para hacer sentir más cómoda a la niña, lo cual pareció funcionar pues alzó un poco más la cabeza que mantenía oculta entre los brazos de su madre. Dark, en cambio, se mantuvo un poco al margen, no quería asustar a la pequeña con su aspecto, y volvió a colocar la venda sobre los ojos.
Kaileena retiró el pelo del rostro de Freya sonriéndole mientras esta lanzaba una rápida mirada a Dark. - ¿Quieres desayunar algo? – se dirigió a la cocina con ella en brazos y Senya las siguió, ella tampoco había desayunado aún.
-Espera, voy a ayudarte. – Las tres entraron a la cocina, pero Freya pronto se deshizo de los brazos de su madre para dejarlas trabajar mejor. Senya y Kai se pusieron manos a la obra cogiendo ingredientes y demás que necesitarían para prepara el desayuno y la pequeña las siguió de un lado hacia otro viendo con curiosidad cómo preparaban todo. Sin embargo, no tardó mucho en perder todo interés en la cocina puesto que no podía ayudar en nada y parecía que iban a tardar bastante. Así pues se escaqueó saliendo al salón de nuevo, donde Dark se encontraba con la cabeza un poco gacha, al parecer pensativo.
Pareciendo haber perdido toda la timidez de momentos antes se acercó a este y tiró suavemente de su manga, queriendo llamar su atención. Dark ladeó la cabeza un poco confuso.
-¿Euh? ¿Qué pasa?...
-Señor Dark…- una voz desconocida, la voz de una niña, tenía que ser la de la pequeña de la posadera.
-Dime, pequeña… - le dedicó una sonrisa afable que le hacía parecer un niño.
-¿Por qué lleva esa venda? ¿Le pasa algo en los ojos? – hablaba con cautela, como si temiese lo que pudiese decirle. Sin embargo, Dark la cogió con cuidado para sentarla en sus rodillas a la par que negaba con la cabeza.
-Tengo los ojos bien, solo que estoy cansado y están feos…- la niña pronto desvió la mirada de Dark y la posó en el cuenco de infusión que había sobre la barra.
-¿Y qué tomas? – se acercó más al cuenco hasta asomarse para ver su contenido. El hombre la sujetó con cuidado para evitar que cayese al sentir como se inclinaba.
-Medicina, puaj, qué asco ¿Verdad?- Freya asintió apartando el rostro del cuenco con una mueca de desagrado y se acercó al oído de Dark para susurrarle, no sin antes mirar a su alrededor para asegurarse de que no había nadie que pudiese escuchar.
-Cuando ma me da medicina yo la tiro por la ventana… - y se apartó de nuevo con una gran sonrisita traviesa que Dark no pudo ver - ¿Quieres que te ayude para que no te la tengas que tomar?
Dark rió levemente ante la ocurrencia de la niña y negó con la cabeza.
-Es buena idea, pero necesito tomarla sino podría dormirme y no despertar ¡Y no quiero ser tan perezoso! – con una sonrisa le hizo cosquillas a la pequeña, queriendo quitar gravedad a las palabras dichas anteriormente. Freya se encogió riendo intentando librarse de las cosquillas y Dark se detuvo, sin abandonar esa sonrisa de simpatía. Se hizo con el cuenco de infusión, que había quedado olvidado hasta que la pequeña le preguntó por él, y le dio un leve sorbo. Arrugó el entrecejo, se había quedado fría, pero no tardó en volver a sonreír dirigiéndose de nuevo a Freya.
-Dime, Freya ¿Qué te gusta?- ésta guardó silencio un instante, como si meditase la respuesta.
-¡El chocolate! – alzó los brazos al hablar, respondiendo entusiasmada.
-Lo dulce ¿Eh?- En ese momento apareció Kai con Senya detrás cada una llevando una bandeja. Ambas se quedaron mirando la escena un tanto perplejas. Lo último que se hubieran esperado habría sido a Dark en esa situación. Se acercaron con las bandejas aun sin recuperarse de la impresión, una con varias tazas de chocolate humeante y la otra con varios trozos de bizcocho, y repartieron su contenido entre las tres, dejando a Dark con su cuenco de infusión. Freya cogió entusiasmada su trozo de bizcocho, pero antes de llevárselo a la boca paseó la mirada por los platos y tazas llegando finalmente al cuenco de Dark y arrugó un poco la nariz. Alzó la mirada hacia Dark de nuevo y le ofreció el pastel al ver que él no tenía.
-¿Quieres un poco? – Dark, guiándose por su olfato se imaginó que la pequeña le estaba ofreciendo un poco de pastel a lo que negó sin dejar de sonreír.
-Gracias, pequeña, pero no puedo tomar pastel ahora. Encima de la medicina no me sienta bien.
Kaileena, que seguía conversando con Senya, miraba un poco angustiada a Dark y a Freya por miedo a que esta pudiera molestarlo, por lo que intentó llamar la atención de la pequeña.
-Vamos, ¿Por qué no dejas al señor Dark tranquilo? Estará cansado y tú tienes que desayunar.
-Oh, no te preocupes, no me molesta de hecho me está ayudando a tomarme la medicina ¿Verdad? – habló justo momentos antes de que Freya fuera a protestar y Kaileena no pudo evitar dar un leve suspiro de alivio al oír que el tono de voz de Dark parecía sincero, pero lanzó una mirada de advertencia a Freya para que no fuera demasiado pesadita, lo cual la niña entendió a la perfección.
Tras dar un par de sorbos más al chocolate y haber mordisqueado el pastel lo apartó dando a entender que no quería comer más. Esto trajo consigo una pequeña reprimenda por parte de Kaileena que intentó por todos los medios que comiese algo más, a lo que Freya se negaba en rotundo.
-Vamos, Freya… no has comido nada – por el tono que Kai empleaba, Dark dedujo que había algo más que la preocupaba y se preguntó si sería común que Freya se negase a comer. Tras la ayuda prestada se sentía en deuda con aquella gente y queriendo ayudar giró un poco a la pequeña para captar su atención. Entonces, sacó de entre sus ropas un anillo de plata con un corazón como único adorno y se lo mostró.
-Mira, si te lo comes todo tal y como te ha dicho tu madre te lo regalaré.
-¿Me… me lo regalarás? – abrió mucho los ojos, mirando el pequeño anillo con un brillo de emoción en sus ojos.
-Solo si te comes el pastel- esas palabras tuvieron efecto inmediato, pues Freya se hizo con el pastel de nuevo y comenzó a engullirlo a toda prisa. No tuvo más remedio que detenerse para comer más despacio cuando casi se atragantó, y oyó su nombre de los labios de Kai con cierto tono imperativo. Entretenida como estaba pensando en la perspectiva del regalo si se terminaba el desayuno Dark deslizó el anillo por el dedo de Freya sin que esta se percatase, por lo que cuando terminó el pastel con una expresión triunfal se llevó toda una sorpresa al ver el anillo en su mano.
La pequeña dio un gritito de emoción que no pudo contener y abrazó a Dark con cariño -¡Muchas gracias, señor Dark! – y bajó de las piernas de este corriendo para enseñárselo a Senya que había estado observando la escena con una brillante sonrisa mientras hablaba con Kaileena. Dark se dirigió entonces a Kai:
-Es una buena chiquilla- opinó con una sonrisa afable de nuevo – su inocencia me ha hecho olvidarme del dolor… - pero, apenas terminada la frase, el rostro de Dark cambió radicalmente. Su sonrisa desapareció sustituida por una expresión sombría ¿Sería posible? ¿Habría sido su imaginación?... Cerró los ojos, otra vez esa sensación… Se levantó de golpe.
Las tres lo miraron alarmadas. Senya le preguntó qué era lo que le ocurría, pero Dark las ignoró, corriendo a la salida y apresurándose al bosque dejando tanto a la pequeña como a las dos adultas totalmente perplejas. No había sido su imaginación, esa sensación había sido real. Estaba convencido de que por fin la había encontrado.





~ôwô~ Kai ~ôwô~
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