PART 1. Chapter II.

Mucho se había especulado esos días sobre él, a causa de aquellas salidas frecuentes desde su primer día de estancia allí, a lo que se sumaba el hecho de que nadie conocía las razones que lo habían llevado a aquel lugar, y no parecía muy probable que fuera a hacerlo público. A medida que el tiempo pasaba sus salidas eran más frecuentes, además de volver cada vez más tarde hasta el extremo de llegar a última hora de la noche, o incluso ni siquiera ser visto cuando llegaba. Por otro lado, las escasas veces que dejaba verse era evidente la preocupación en su rostro, que se volvía más demacrado a cada día que pasaba.
Todo esto no hacía más que alimentar la curiosidad que invadía a aquellos que le prestaban un mínimo de atención, que no eran pocos, pues el tintineo tan característico de él al andar hacía que los presentes se girasen para mirarlo. Aún así nadie osó preguntarle y si alguna vez lo habían hecho, no consiguieron nada de provecho para averiguar el por qué de su comportamiento. Por otro lado, que aun usara la venda preocupaba todavía más a Kaileena ¿Habría salido algo mal? Aunque él no les había comentado nada, recordaba su huida precipitada escaleras arriba. Meren se encontraba fuera por motivos reales, por lo cual no podría satisfacer su curiosidad y dejar a un lado su preocupación hasta preguntarle, pero… ¿Cómo? No tenía oportunidad de hacerlo.
Por lo menos agradecía tener con quien poder hablar de sus otras preocupaciones, que parecían aumentar por momentos. Senya, su amiga y antigua compañera de aventuras había regresado hacía unos días junto a su pareja, llevados por su oficio casualmente a la posada. Ambos eran piratas, parte de una tripulación donde tiempo atrás la posadera los había conocido, y hacía tanto tiempo que no se veían que tenían muchas cosas que contarse. Así, era frecuente encontrar a ambas mujeres en alguna esquina charlando animadamente, poniéndose al día la una a la otra. Aquella mañana se encontraban en los cómodos sofás frente al fuego, bien provistas de mantas y una buena taza de chocolate para entrar en calor.
-Así es… parece mentira que con lo extenso que es el mundo hayamos ido a encontrarnos precisamente aquí – Senya sonreía animada, parecía haber tenido un buen día. Kai sonrió también al verla tan contenta, recordaba que su último encuentro no había sido agradable, ambas habían perdido a un ser querido. Sin embargo Senya volvía a lucir una gran sonrisa y de hecho motivos tenía, poseía un alto rango en la tripulación y trabajaba junto a su amante ¿Qué más podía pedir? La analizó unos instantes con la mirada abriendo la boca para contestar pero en ese momento unos pasos apresurados a su espalda la interrumpió, haciendo que ambas se giraran. Como un rayo, vieron a Dark atravesar la estancia para salir tan apresuradamente que ni siquiera se fijó en la presencia de las jóvenes.
-Vaya… iba con prisa, ¿Eh? -la joven continuaba contemplando la puerta, ya desierta, mientras hablaba. La posadera no pudo evitar una pequeña risilla ante la cara de estupefacción de su amiga.
-Veo que aun no lo conoces, ¿Verdad?
-Bueno… te recuerdo que llevo apenas unos días, aunque ahora que lo dices no recuerdo haberlo visto, ¿Lleva mucho por aquí?
-Unos días más que tú, pero apenas lo verás por aquí. Tiene un comportamiento muy extraño…
Senya apartó la mirada de la puerta fijándola en su amiga, mirándola con curiosidad casi infantil- ¿Comportamiento extraño? ¿A qué te refieres?
-Oh, bueno… no sé qué se traerá entre manos pero apenas se deja ver…- acabó encogiéndose de hombros- ya lo verás con tus propios ojos… si es que se deja ver.- Senya se limitó a mirarla, interrogativa, pero la posadera parecía haberse cansado del tema, porque no volvió a mencionar nada con respecto al extraño joven de ropas oscuras.
Aquella misma noche se formó un gran barullo en la posada. Hacía tiempo que no se juntaban tantos viejos conocidos al mismo tiempo a horas tan tardías de la noche, sin embargo, lo que había empezado como una inofensiva reunión de viejos amigos donde contarse sus aventuras había acabado en un “sangriento” duelo de ron cuya única consecuencia fue una gran resaca para todos los presentes. O al menos esa había sido la única para la mayoría. En el caso de Tanis y Senya aquella tonta borrachera sin ningún sentido había traído consigo el fin de su relación, que si bien parecía ir viento en popa no debía ser muy estable dado los motivos que les llevó a tan precipitado final.
Aquella noche también ocurrió algo digno de mencionar, pues el joven solitario y callado del que apenas se conocía nada se animó al duelo de alcohol. Aun así, nadie reparó de forma especial en tal acto, pues sino son todos, la mayoría andaba demasiado ocupado intentando mantenerse firme lo suficiente para dar otro trago a la botella que tenían en mano. Tampoco parecía importarle mucho a Dark, apartado del resto con una bonita colección de botellas de ron frente a él que iban vaciándose a una velocidad escandalosa, como si la cantidad de alcohol ingerida pudiera hacer desaparecer la gran carga que llevaba sobre sus hombros. A su quinta botella, considerando al parecer que ya había bebido suficiente o que tal vez era cantidad suficiente para ayudarlo a conciliar el sueño, se levantó tambaleante llevándose una mano a la cara para frotársela un poco. Había adoptado un gesto con el que parecía que se estuviera reprochando su comportamiento de aquella noche “¿Pero en qué estás pensando?” Mostrando la misma preocupación por los allí presentes como estos parecían mostrar por él caminó con tanta firmeza como la cantidad de alcohol que llevaba en el cuerpo se lo permitía, aunque a cada paso que daba parecía más firme como si el efecto de la embriaguez desapareciera con tanta facilidad como le había sobrevenido.
A pesar de la frustración que sentía se controló lo suficiente para cerrar con cuidado la puerta y se sentó sobre la cama retirándose la venda con cuidado. Examinó el cuarto con detenimiento, como todas las noches hacía, acostumbrándose poco a poco a aquel mundo tan desconocido y a su vez tan conocido para él. Poco a poco iba sintiéndose más seguro lo que le provocaba un cierto grado de… ¿Felicidad? Pero al momento siguiente se reprochaba una y otra vez de forma severa el valioso tiempo que estaba perdiendo con aquella tontería… Debía centrarse, sabía de sobra cuales eran sus prioridades.
Dio un largo suspiro recostándose sobre el respaldo de la cama a la vez que con los dedos índice y pulgar masajeaba suavemente los parpados de aquellos ojos cansados, señal de las preocupaciones que se iban amontonando poco a poco “¡Y tú te dedicas a jugar!” Otro reproche. Sin embargo, no tuvo tiempo de enzarzarse en uno de sus últimamente habituales monólogos, pues un fuerte acceso de tos lo obligó a incorporarse. Se llevó una mano a la boca intentando calmar de forma ineficaz la tos, apartando la mano cuando por fin esta pareció cesar algo. Durante unos instantes observó su mano, más que la propia mano el liquido carmesí y espeso que la manchaba… con rabia cerró la mano “Sangre…” pero en ese momento unos golpes en la puerta lo interrumpieron. Se apresuró a limpiarse un hilillo de sangre que caía por la comisura de los labios.
-Adelante… - la cabeza de Kaileena asomó por el hueco abierto de la puerta, sus ojos delataban que había bebido de más, aunque parecía poder mantener la compostura.
-Disculpa que te moleste, pero te he oído toser… y bueno, venía a ver si estabas bien…- el joven se dedicó a analizarla unos momentos antes de contestar.
-Estoy bien, no te preoc…- tosió otro par de veces, con fuerza, notando como otro hilillo de sangre caía por su barbilla… la posadera, alarmada al verlo sangrar entró trastabillando un poco, teniendo que sostenerse a la pared con cierto disimulo. Dark la detuvo con la mano libre- en serio…no es más que una tos insignificante…
De la misma forma que él la había analizado al pasar por la puerta, lo hizo ella con él en aquel momento- bueno… si quieres puedo traerte algo, incluso hacer algo para calmarte esa tos- Dark, dubitativo, le sostuvo la mirada unos instantes reprimiendo un nuevo acceso de tos a tiempo. Finalmente asintió, más por tener un motivo para alejarla de allí que por tomar algo que dudaba fuera a calmarlo.
Kai se retiró, volviendo al poco cargada con dos cuencos y sorprendentemente yendo con más firmeza. Se los acercó dejando ver algo parecido a una infusión en uno y en el otro una especie de pasta de color verde.
-Te he preparado una infusión… y bueno, una especie de crema que puede que te ayude a calmar la tos por más tiempo. Si te ayuda, dímelo y te prepararé más.- El hombre esbozó una leve sonrisa de agradecimiento mientras la posadera se retiraba tras darle las buenas noches.
Antes de sufrir otro ataque de tos, se llevó el cuenco de la infusión a los labios bebiendo con cuidado y cerró los ojos con una mano en el pecho. Sí, no tardó en sentirse algo más aliviado y seguidamente se desabrochó la parte superior de sus ropas oscuras para aplicarse algo de aquella pasta. Tal vez pudiera retener la tos por un espacio de tiempo, lo que le resultaría útil a la hora de llevar a cabo su misión.
Cuando finalizó, dejó ambos cuencos sobre la mesilla y volvió a colocarse la venda alrededor de los ojos, recostándose en la cama para intentar descansar algo. Con las manos en la nuca se dedicó a vagar un poco por los recuerdos más recientes de los sucesos de los últimos días. La cosa se estaba complicando… sus pensamientos no tardaron en volver de nuevo a la infusión que no había tardado en hacer efecto del todo, había conseguido calmarlo un poco más que la exagerada cantidad de alcohol, pero… ¿Por cuánto tiempo?