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 PART 1. Chapter III.

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Kaileena
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Kaileena


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MensajeTema: PART 1. Chapter III.   PART 1. Chapter III. Icon_minitimeDom Jun 07, 2009 1:20 pm

Las consecuencias del alcohol habían hecho mella en todos al día siguiente. Muchos ni siquiera se molestaron en aparecer y Dark parecía haber vuelto a desaparecer como era su costumbre. La posada se había sumido en un extraño silencio, a excepción del loco del pueblo, que hacía alardes de unos poderes y propiedades que no poseía creyéndose el señor del reino, y armando así un gran barullo como las pocas veces que aparecía. Aun sin haber querido llamar la atención lo hubiera hecho solo con su extravagante vestimenta, una armadura negra en contraste a una larga capa roja. Galandorf, así lo llamaban en el pueblo “Galan” de forma abreviada, aunque de galán no tenía un pelo.
Aquel día se dedicaba a observar disimuladamente a Senya que se encontraba en un sofá junto al fuego, demasiado absorta en algún lugar de su mente como para prestar un mínimo de atención tanto a él en sí como a su ya bien sabido discurso. No apartaba la mirada de ella mientras recitaba su perorata diaria sin descanso, aunque siempre con cierto disimulo como si intentase averiguar sobre ella con una simple mirada. Esa tarde en concreto, el bien llamado “loco del pueblo” había centrado su sermón en “aquellos payasos que se las daban de héroes intentando llevarse a las damas al lecho con burdas historias, todas ellas ficticias” al parecer queriendo intentar hacer distinguir a las damas entre un verdadero héroe y un fraude. A medida que su charla se volvía más entusiasta, más se acercaba a Senya, tal vez con la burda esperanza de entablar conversación con ella o quien sabe si algo peor. Pero en ese momento, la muchacha parpadeó un par de veces, como volviendo de aquel extraño trance en el que había estado sumida desde que había bajado aquella mañana y observó a su alrededor desorientada, como si no supiera donde se encontraba. Cuando por fin pareció haber reconocido el lugar, frunció los labios con cierto disgusto:
-¿Pero qué es todo este ruido? Una ya ni siquiera puede estar tranquilamente sentada en esta posada… - y sin siquiera dirigir una mirada a los allí presentes se dirigió a la salida cerrando con suavidad, a pesar de estar molesta. Ninguno de los presentes pareció prestarle mucha atención, todos con su atención puesta en Galan, que si bien era para poder reírse a sus anchas del pobre bufón, este lo consideraba como un signo de lealtad y admiración por él, cosa que le satisfacía. Sin embargo, la salida de Senya sin siquiera haberlo mirado le fastidiaba ¡¿Para quién había estado dando instrucciones y consejos sobre aquellos payasos que intentarían cortejarla, sino para ella?! No, eso no podía quedar así y tras despedirse con un exagerado gesto de señorío salio por la puerta dando un portazo.
Senya suspiró adentrándose en el bosque… “¿Realmente había sido razón suficiente la pequeña disputa entre ella y Tanis para echar a perder tanto tiempo de relación? ¿Tal vez la verdadera razón era que ya no sentía lo mismo por él y aquello no había sido más que una excusa?” Con estos pensamientos caminó durante largo tiempo por el extenso bosque, sin prestar apenas atención por donde pisaba, lo que provocó que casi cayera de bruces en más de una ocasión. Cuando por fin había creído llegar a la solución de su pequeño dilema, el sonido metálico de algo al chocar entre los árboles atrajo su atención deteniéndose al instante con la mirada fija en el lugar donde parecía tener origen. Guiada por la curiosidad, aunque siempre precavida, se acercó unos pasos apartando las ramas que le impedían la visión. Para su sorpresa, de espaldas a ella se encontraba el misterioso joven con una espada en la mano y haciendo uso de ella contra una especie de chapa sujeta al árbol. Parecía estar practicando. Al percibir movimiento a su espalda, se giró hacia la muchacha sorprendido de encontrarla allí. La sorpresa de ella no fue menor al verlo sin la habitual venda, que dejaba unos hermosos ojos de un verde intenso al descubierto pero marcados de unas profundas ojeras, y sin la parte superior de su oscura ropa luciendo sobre su pecho el símbolo de lo que parecía ser un corazón por el tamaño y forma, pintado al parecer con sangre.
-Siento mucho la interrupción, solo estaba…- Senya se giró un poco señalando a su espalda- dando un paseo y me llamó la atención el sonido de la espada.- Dark le dedicó una breve sonrisa negando con la cabeza.
-No pasa nada… solo estaba practicando un poco intentando acostumbrarme a lo que se encuentra a mi alrededor.
-¿A tu alrededor? – lo observó un poco confusa sin saber muy bien a que se refería. Dark se rascó un poco la nuca, pensativo al ver la confusión que habían causado sus palabras, gesto que le daba un aire totalmente diferente al de chico serio y poco sociable conocido hasta entonces. Volvió la mirada a Senya:
-Bueno, verás…-la miró de arriba abajo, no estaba acostumbrado a tratar con la gente- cuando llegué aquí no podía ver, era ciego, pero una de las propietarias de la posada se sirvió de su magia para devolverme la vista. Aunque necesito tiempo para acostumbrarme.
Mientras lo escuchaba, asintió con la cabeza, mirando un poco a su alrededor- entiendo… por cierto, creo que no habíamos hablado antes. Mi nombre es Senya – y con una amplia sonrisa extendió la mano hacia él para estrechársela, gesto al que el joven respondió.
-Mi nombre es Dark, un placer.
-Así que estabas practicando… - con las manos a la espalda lanzó una rápida mirada al árbol, preguntándose cómo de difícil sería acostumbrarse a guiarse por la vista cuando se está acostumbrado a hacerlo por los otros sentidos.
-Ajám. Pero lo cierto es que llega a resultar un poco inútil luchar contra algo inanimado, ya que no me ayuda a mejorar mis reflejos…- desvió también la mirada hacia el árbol. Era la primera vez que alguien en la posada demostraba interés por lo que hacía o lo que le ocurría y extrañamente aquello le hacía sentirse bien, aunque debía ahuyentar las voces que le reprochaban una y otra vez su perdida de tiempo, lo que no evitaba que sonriera de vez en cuando a la muchacha.
-Bueno… si no te incomoda…- lo miró unos instantes, no sabía como iba a reaccionar ante sus palabras aunque parecía alguien totalmente distinto a como lo habían pintado los demás- tal vez yo podría ayudarte a mejorar.
Sin darle tiempo a responder, desenvainó su espada colocándose en posición de ataque, con una sonrisa confiada en el rostro. Puede que fuese esa sonrisa la que convenciese a Dark, que en un principio se había quedado en blanco sin poder reaccionar a su ofrecimiento. Ciertamente no se lo esperaba. Carraspeó un poco, incómodo, no podía negarse una vez ella se había colocado en posición de ataque y aunque no quisiera admitirlo en el fondo lo agradecía, necesitaba llevar sus prácticas más allá de atacar a un simple árbol.
Colocándose también con la espada firmemente sujeta, dedicó unos instantes a analizarla intentando descubrir algo de ella con una simple mirada. Fue por su extrema concentración en el examen de la muchacha, que el primer ataque le pilló por sorpresa pero no lo suficiente como para conseguir interponer la espada entre ambos, aunque a duras penas. Ayudándose de la fuerza de las piernas, la empujó hacia atrás para intentar desequilibrarla, y le pareció haberlo conseguido durante una fracción de segundo sino fuera por la destreza que ella demostró al recuperarlo casi al instante. Esta vez fue él quien se abalanzó contra Senya procurando que esta no tuviera tiempo de recobrarse, pero volvió a sorprenderle con una pirueta con la que se hizo a un lado.
El combate duró largo rato, encarnizado a su modo sin dejar de ser amistoso hasta que en un entrechocar de espadas, Dark aprovechó la inercia inclinándose hacia ella y alcanzar a darle con el hombro, lo que provocó que Senya cayera al suelo de culo. Se miró sudorosa unos instantes, sentada en el suelo con una pose bastante cómica y rompió a reír.
-Ha sido un buen combate – sonrío a la vez que Dark asentía ofreciéndole su mano para ayudarle a levantar.
-Estoy de acuerdo, luchas muy bien y admito que en un principio pensé que no durarías gran cosa, pero has sido una digna contrincante.- La sonrisa de la muchacha se ensanchó al oírlo poniéndose en pie con su ayuda. Tras recoger su espada y envainarla, volvió a sentarse en el suelo echando un poco el cuerpo hacia atrás, apoyada en las manos.
-Tú tampoco luchas mal del todo.
Con un movimiento de su muñeca la espada de Dark se convirtió en un colgante con forma de corazón al igual que el motivo de su pecho y se lo colgó del cuello haciendo que tintineara muy levemente. Se sentó a su lado llevándose una mano al pecho, no sabía cuanto tiempo más resistiría con la infusión tras el esfuerzo. De reojo vio la cara de preocupación de Senya ante el gesto y se apresuró a tranquilizarla con un movimiento de su mano, añadiendo antes de que preguntase:
-Estoy bien… dime, ¿Cómo has adquirido ese dominio con la espada?- lo hacía más por cambiar de tema que porque realmente le interesasen los orígenes de ella, o eso es lo que él se decía queriendo convencerse. La pregunta la pilló un poco desprevenida:
-Ehm?... ah! – Alzó la mirada al cielo que ya había empezado a oscurecer dejando visibles algunas estrellas- hasta hace poco formaba parte de una tripulación pirata…
-Entiendo, parece un oficio arriesgado…- la imitó posando su mirada en los diminutos puntos de luz…
-Si, lo es – de reojo lo vio contemplar las estrellas – nunca antes las habías visto, ¿Verdad?- Dark negó con la cabeza sin apartar la mirada del firmamento, cada vez más oscuro y lleno de estrellas. Senya volvió la mirada al cielo de nuevo, sonriendo a medias:
-¿Y qué te parecen?
Dark mantuvo la mirada en el cielo, meditando la respuesta unos instantes:
-Me gustan...Pequeños destellos...Como de esperanza en un mar oscuro.
-Esperanza en un mar oscuro...- sonrío para sí al escucharlo perdiendo la mirada en la inmensidad del oscuro cielo– bonitas palabras… ¿Te las imaginabas así?
...Oscuridad... la palabra quedó retumbando en su mente hasta que las palabras de Senya lo hicieron volver a la realidad - No...Las imaginaba como una parte de la noche...Oscuras, pero que brillaran de forma extraña...- aunque contestaba a las preguntas que le hacía, no podría decirse que estuviera allí junto a ella sentado, su mente vagaba por recuerdos inalcanzables para nadie más excepto para sí mismo.
-¿Y te pasa lo mismo con las demás cosas? ¿Te las imaginabas distintas? – ella seguía preguntando, creía que ese estado de ausencia lo provocaba la admiración que las estrellas habían causado en él. Sentía una poderosa curiosidad por aquel individuo, había descubierto que era totalmente diferente a como la gente de la posada pensaba. En su opinión, tan solo necesitaba a alguien que le mostrara un poco de confianza para abrirse.
-Si...Es difícil acertar con ideas tan vagas como las que yo tenía.
Senya asintió mirándolo de reojo fijando su mirada en el colgante y en el símbolo de su pecho, no sabía si hacer aquella pregunta que le rondaba la cabeza desde hacía un buen rato… finalmente se decidió carraspeando un poco para intentar captar su atención, lo que provocó que volviera su mirada que había recuperado su preocupación y cansancio habituales hacia ella. Dudó unos instantes:
-Em… me preguntaba… hay muchos misterios que parecen rodearte y Kaileena me contó sobre esas desapariciones tuyas a lo largo del día- se detuvo para ver que reacción causaban sus palabras en él, pero simplemente esperaba expectante, por lo que continuó- ¿Qué es lo que te mantiene ausente siempre?
-Bueno…- guardó silencio unos instantes librando una pequeña batalla interior ¿Por qué no contárselo? Parecía una muchacha agradable con la cual se sentía cómodo y empezaba a flaquear debido a la presión que suponía acarrear toda esa carga sobre sus hombros. Confiarle su misión a alguien le haría bien…
Unos pasos metálicos aproximándose los interrumpió… el bufón había hecho su aparición.




~ôwô~ Kai ~ôwô~
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