PART 1. Chapter I.

Era un día tranquilo, uno de tantos aquellos que asolaban el lugar, aunque no por ello podría decirse que era un reino tranquilo. No, Rohan también había tenido sus guerras, sus peligros… y muchas historias al respecto. Se caracterizaba por ser un lugar lleno de acción y a la vez de diversión, a pesar de los momentos de decadencia que sufría. También por la gran variedad de razas que podías encontrarte en aquel lugar, desde simples humanos a terribles seres que se apoderaban y transformaban el cuerpo de otros para poder sobrevivir.
Sin embargo, el lugar donde más abundaban seres extraños era una posada, la posada más visitada de hecho, que tenía ubicación a la salida de un pequeño pueblo casi tan concurrido como la posada misma. Sí, y si lo piensas no es del todo extraño, ¿verdad? Una posada es un lugar idóneo para reunir a viajeros de diferentes sitios, por lo tanto, ¿ por qué no también diferentes razas? Lo más sorprendente era la armonía que había entre todos ellos a pesar de sus diferencias.
Así pues, no parecía fuera de lugar la aparición de un joven de ojos vendados, con ropas oscuras y un leve tintineo a la hora de andar una fría tarde de invierno, cuando los habitantes de la posada se concentraban en los sofás cercanos al fuego, con bebidas tan fuertes como para hacerles quitar el frío de los huesos. Caminó derecho a la barra, con seguridad a pesar de que parecía imposible que viera nada y allí se apostó, hasta que alguien decidiera servirlo. A las posaderas, Kaileena y Merenwel ambas responsables del local, tampoco les sorprendió su llegada, ni su forma de vestir pues cosas más raras se habían visto… intercambiaron una mirada antes de que Kaileena se acercase a atenderlo. El muchacho no intercambió demasiadas palabras con ella, ni con ningún otro presente, de hecho lo único que ambas pudieron llegar a conocer fue su nombre cuando él pidió una habitación.
-Dark, mi nombre es Dark…- sin decir nada más, cogió la llave de su habitación y se retiró a ella, acompañado por el leve tintineo, lo que aumentó la curiosidad de las hermanas. Sin embargo, no tardó en bajar de nuevo, lo que les dio oportunidad de conocer algo más sobre él, aunque no de los motivos que lo habían llevado hasta allí. Al parecer el chico era ciego, cosa que no parecía ser un impedimento por la soltura y seguridad que demostraba a la hora de caminar, sin vacilar. Meren entonces lo analizó con la mirada, aunque su gesto no dejaba adivinar que era lo que pensaba…
-Dime, Dark… - aunque el joven no se molestó en girar la cabeza, con un leve "¿mmh?" le indicó que gozaba de su atención- ¿Te gustaría recuperar la vista?
Guardó silencio unos instantes, meditabundo- si te soy sincero nunca antes lo había pensado…
-No me digas que nunca has sentido curiosidad por todo lo que te rodea…
-Si… lo he hecho, pero… - finalmente se encogió de hombros-mis pensamientos lo ocupan otras cuestiones más importantes…
-¿Y si alguien te diera la oportunidad de darte la vista?- Meren no parecía una persona que se diera por vencida con facilidad. Dark miró a su alrededor, no era un tema del que le gustase hablar pero por suerte aquel día la posada no estaba muy concurrida, nada más que un par de mesas ocupadas en la esquina, demasiado lejos para poder saber de qué hablaban, claro que él no podía verlo, pero en compensación a su ceguera el resto de sus sentidos estaban más agudizados. Esto le permitía conocer más o menos el entorno que lo rodeaba… finalmente, puso sus sentidos en Meren de nuevo.
-¿Tú podrías devolverme la vista?- aunque no había nada en su voz o gesto que pudiera dar a entender si aquello le hacía ilusión o le desagradaba, lo cierto era que sentía curiosidad por saber cómo era aquel mundo de cuya imagen sólo podía especular.
Meren asintió con una sonrisa de orgullo a pesar de que él no pudiera verla – ¡Por supuesto! Aunque siempre que tú estés dispuesto, claro…
Tras unos instantes acabó encogiéndose de hombros “¿Por qué no? No tengo nada que perder…” pensó a la vez que asentía levemente con la cabeza – de acuerdo...-levantándose del sofá, Meren se acercó al hombre con un paso tranquilo frotándose un poco las manos.
-Bien, ahora relájate y… será mejor que te sientes, no será doloroso pero puedes sentirte algo mareado- hablaba con una voz suave, procurando ser tranquilizadora.
Dark asintió tomando asiento en uno de los cómodos butacones frente al fuego, aun era invierno y la cercanía del fuego siempre era agradable. Dio un hondo suspiro, no estaba nervioso ¿o si? Sacudió la cabeza de manera imperceptible para el resto ahuyentando esos pensamientos y alza la cabeza para poder estar al alcance de Meren. Ella por su parte se tomó su tiempo para acercarse a él y le retiró la venda dejando al descubierto unos ojos vacíos que examinó con detenimiento haciéndole girar la cabeza al tomarlo de la barbilla. El joven frunció el ceño:
-¿Ocurre algo? – su voz denotaba preocupación. Meren negó con la cabeza, pero al recordar que no podría verla se apresuró a añadir:
-No, en absoluto… por favor, relájate, solo estaba examinando tus ojos.
Meren dio un paso atrás, dejando la barbilla un tanto levantada advirtiéndole que no la moviera. Cerró los ojos a la vez que su gesto sonriente tornaba casi radicalmente a uno de total concentración, murmurando por lo bajo de forma inaudible para el resto. De repente de sus dedos comenzó a emanar una especie de humo blanquecino que ondeaba suavemente alrededor de Dark, dirigiéndose a sus ojos. Cuando finalmente ese humo penetró por sus ojos, el hombre los cerró removiéndose un poco inquieto por la extraña sensación que le producía aunque no se atrevió a preguntar lo que ocurría por miedo a interrumpir. Intentó calmar su respiración y dejar de pensar en la leve presión que hacía lo que fuera sobre sus ojos. Por fin, el humo comenzó a retirarse, escapando bajo los parpados de Dark y para impresión de Kaileena, que observaba con todo detalle desde la barra, el humo en un principio blanquecino se iba volviendo grisáceo a medida que iba saliendo hasta volverse totalmente negro. Al contrario que cuando se dirigió hacia el joven, de dirección a Meren tomó una gran velocidad desapareciendo casi al instante entre los puños de ésta, firmemente cerrados.
-Bueno, ya estás, puedes abrir los ojos aunque te recomendaría que aun llevases la venda unos días…- entonces abrió los ojos, parpadeando para poder acostumbrarse a la luz. Al tener el rostro alzado, lo primero que alcanzó a ver fue el techo que a pesar de no tener ningún encanto especial se dedicó a observar con gran interés, examinando cada centímetro de este. Tras un minucioso análisis bajó la mirada para ver todo cuanto le rodeaba. Aunque en aquel momento apenas había nadie en la estancia había muchos más elementos de los que imaginaba que resultaban abrumadores al tener que descubrirlos al mismo tiempo, lo que hacía sentirlo un poco inseguro. Necesitaba salir de allí, necesitaba tranquilidad. De súbito se levantó y haciéndose con la venda rápidamente dio las gracias a ambas desapareciendo tras las escaleras. Ambas hermanas intercambiaron una mirada… perplejidad se reflejaba en los ojos de Kaileena al ver su comportamiento, Mërenwel se limitó a encogerse de hombros “necesita tiempo” fue todo lo que dijo antes de acomodarse de nuevo en un sofá.
Una vez en su habitación Dark se sentó en el borde de la cama con los ojos cerrados y la cabeza gacha, intentando calmarse un poco. Pasado un rato y sin abrir los ojos alzó la cabeza volviendo a colocar la venda sobre esta. No, definitivamente aun no estaba preparado para aquello…