PART 1. Chapter X.

Al entrar en la posada aquella noche Dark sintió que el mundo se detenía, como si los allí presentes pudieran saber de su nueva naturaleza. “Eso es imposible, no seas paranoico” le reprochó aquella voz interior con la que tan acostumbrado estaba a discutir. En realidad no le faltaba razón, ya que era otro el motivo para captar la atención de la posada entera de la forma en la que lo había hecho. Cuando Dark se dio cuenta miró alternativamente a Senya y a sí mismo. Habían entrado juntos lo que, al parecer, era razón suficiente para que todos se extrañaran ¿Quién iba a pensar que aquel muchacho marginado pudiera estar en compañía de una de las mujeres más deseadas de la posada? Reprimió una leve sonrisa, aunque se le quitaron las ganas por completo al divisar entre los rostros estupefactos un yelmo negro que estaba girado en su dirección sin dejar de mirarlos.
Hubiera estado dispuesto a ignorarlo y dejarlo pasar, pero el bufón parecía no querer dar tregua a su mal genio y provocarlo cuando se dirigió a ellos acompañado de su característico ruido metálico.
-¡Después de tantos esfuerzos por protegerte, niña!
-¿Pro…tegerme?- Senya lo miraba desconcertada. Dark, por su parte, apretaba los puños con el fin de controlarse, ya que sus nuevos instintos pugnaban por salir.
-¡Por supuesto! ¡Protegerte de payasos como este! ¿Que no ves sus intenciones, niña?
Una voz gutural resonó en el interior de la posada que, para sorpresa de Dark, provenía de sí mismo:
-Creo que está sobradamente protegida de tipejos como tú. – La armadura chirrió cuando se giró bruscamente hacia Dark, sobresaltada, pero al verlo con la espada desenvainada se limitó a murmurar:
-Vaya una pérdida de tiempo…- Y volvió a fijar su atención en la chica.
-¡Eh, bufón! ¡Habló contigo! – exhaló las palabras como un gruñido que no auguraba nada bueno.
-Y yo te estoy diciendo que no pierdo el tiempo con paya… - la frase quedó suspendida en el aire cuando Galan, al mirar a Dark una vez más, se encontró con una imagen del cazador un tanto diferente. El joven temblaba de arriba abajo violentamente. Algunos mechones de su pelo se habían vuelto de un azul eléctrico y su rostro había adoptado ligeramente una forma lupina apenas imperceptible para la mayoría. Pero lo que de verdad impactaba de esa nueva imagen del cazador era los brillantes y puntiagudos colmillos que asomaban amenazantes, acompañados de un gruñido.
En una fracción de segundo el pánico se propagó creando un gran tumulto provocado por la huida en estampida de todo el local. Caos que Galan aprovechó para desaparecer.
Dark agachó la cabeza y se cubrió la cara con la mano libre. Respiró profundamente, confuso, sin entender muy bien qué le había pasado y estuvo largo tiempo en esa posición. Senya, que había sido testigo de todo lo ocurrido, no se atrevió a interrumpirle. Ella sabía que la transición le resultaría dura. Cuando por fin el joven alzó el rostro miró en derredor en busca del bufón, pero allí no quedaba nadie. Nadie a excepción de Senya y él, claro… y en un rincón de la barra, al amparo de la oscuridad, la figura del extraño camarero que no cesaba de observarlos fijamente con esos ojos vacíos.