PART 1. Chapter IX.

-¡Dark! – Las manos lo asieron con más fuerza, unas manos amigas… - ¡Dark! ¿Qué te pasa?- Abrió los ojos, desorbitados, queriendo localizar el foco de voz. Su mirada se cruzo con la angustiada Senya e intentó decirle algo, pero la tos le impedía ser entendido con claridad.<o:p></o:p>
- ¡Kai..ile...inf...ón...!<o:p></o:p>
La joven seguía aferrándolo con fuerza para impedir que cayera y lo miraba apurada, incapaz de entenderle. El cuerpo del cazador se convulsionaba en sus manos dificultándose su capacidad de coger aire a medida que el tiempo pasaba. Senya se quedó inmóvil por una fracción de segundo, le vino a la memoria la imagen de Kai ofreciéndole a Dark un cuenco… entonces lo comprendió.
-¡La infusión!- el rostro de Dark, que había empezado a tomar un color rojo intenso por la falta de aire, pareció renacer con un atisbo de esperanza al oírla. Sin perder más tiempo, dejó al cazador apoyado contra la fachada de la posada y corrió al interior de la posada. Dentro perdió unos valiosos segundos observando a su alrededor, la posada vacía. Detuvo su mirada en una jarra y se apresuró a coger esta para llenarla. De camino al fuego la mitad del agua se derramó al suelo y tras vanos intentos de encender el fuego por fin consiguió poner agua a calentar.
Se retorcía las manos, nerviosa “¿Y si era una infusión especial? ¡Ella no la conocería!”. Fue entonces cuando, tras pasear la mirada por la estancia, un pedazo de pergamino con una caligrafía conocida le llamó su atención. Era de Kaileena… Se abalanzó sobre esta de tal forma que casi cayó al suelo y la cogió entre sus manos.

“Estaré fuera el resto del día. En esta tetera negra hay una infusión especial para un cliente. Lo reconocerás con facilidad, siempre va vestido de negro. Kaileena.”

No había duda. ¿Infusión especial? ¿Siempre vestido de negro? Hablaba de Dark. Seguramente la había escrito para la camarera que contrató días antes, un poco suelta y fresca para el gusto de la antigua pirata, pero…
-¡Oh, no! ¡Dark!- Reparó en la tetera negra de la que hablaba la posadera en su nota y se hizo con ella, sin tiempo si quiera para hacerse con un cuenco donde verter su contenido.
En el exterior Dark se encontraba de rodillas inclinado hacia delante una vez más. Su rostro ya había empezado a tornarse violeta y la violenta tos continuaba. Con cuidado lo incorporó de nuevo. Tenía el rostro lleno de puntitos rojos, producto de la sangre que expulsaba a cada convulsión. Acercó la tetera a los labios del joven y con gran esfuerzo le hizo beber el contenido, a pesar de que más de la mitad de este acabó desparramado sobre la hierba y Senya. La infusión estaba fría, pero esperaba que aun tuviese efecto…<o:p></o:p>
Con paciencia consiguió hacerle beber lo suficiente para que la tos fuera calmándose poco a poco, con gran efectividad, lo que aun sorprendía a Dark. Se llevó una mano al pecho dolorido, aquel ataque casi acaba con él. Senya lo ayudó entonces a incorporarse lo suficiente para sentarse mientras este retomaba el aliento.
-¿Estás bien? – Aún no se había recuperado del susto como su expresión daba a entender con claridad.
-Si… gracias… - observó a su alrededor para ver el escenario que había causado a su alrededor. Tanto su ropa como la de la mujer estaban empapadas de infusión que no había conseguido ingerir, y llenas de sangre al igual que la vegetación de su alrededor. Un cuadro totalmente dantesco. – Vaya… lo siento, Senya – comentó un poco avergonzado.
-No te preocupes, lo importante es que estés bien.- Lo miraba atenta, por miedo a un nuevo acceso de tos, aunque su sonrisa pretendiera ser tranquilizadora.- ¿Por qué esa tos? No es normal…
Dark fingió no escuchar su pregunta, aun con la vista puesta en su ropa empapada.
-Será mejor que nos limpiemos, no estamos muy presentables… - rió levemente, queriendo quitarle importancia al asunto, aunque aun sentía pequeñas punzadas de dolor en el pecho cada vez que lo hacía. Por el rabillo del ojo pudo ver cómo Senya suspiraba resignada y le tendía la mano para ayudarlo a levantar, lo cual agradecía. Aun un poco tembloroso por el mal rato que había pasado, se levantó sin vacilar y trastabilló cuando de sopetón la mujer tiró de él.
-Vamos, sé de un lugar perfecto… - él asintió, podía advertir gracias a su oído desarrollado los primeros movimientos de la posada y lo último que quería era que lo encontraran en tales condiciones. Con Senya como guía a la cabeza, se internaron en el ya conocido bosque para el cazador. Caminaron por un camino conocido, aunque Dark se preguntó si aquella sensación de familiaridad no sería por el gran parecido que tenía todo el bosque.
Sus dudas se disiparon cuando, tras esquivar unos matorrales, llegaron al claro donde la noche anterior habían practicado con la espada. Seguía tal y como lo recordaba, tan solitario, tan lleno de paz… incluso las pisadas que habían delatado su presencia allí la noche anterior habían desaparecido. Una vez más, era el ruido del agua al correr el único sonido que allí se escuchaba. Dark reprimió un suspiro de alivio, cierto era que no habían andado mucho pero había sido demasiado para sus pulmones, que parecía que le ardieran por la falta de aire. Senya, por su parte, soltó con delicadeza la mano de Dark para acercarse al arroyo y se acuclilló en la orilla para lavarse. Mientras la observaba alejarse, Dark se sorprendió pensando en cómo deseaba que no le hubiese soltado la mano… y casi dio un respingo al darse cuenta de ello diciéndose mentalmente “absurdo”.
Se acercó con paso lento a la orilla cuando ella se lo indicó mediante señas y, acuclillándose a su lado, sumergió las manos en el agua helada. Se frotó bien las manos y la cara cubiertas de sangre. El frescor del agua lo ayudó, no solo a refrescarse, sino también a sentirse mejor. Cuando hubo acabado de acicalarse todo cuanto pudo, se incorporó nuevamente y se sentó junto a Senya, al amparo de los grandes árboles.
-Ah… - suspiró – esta tos acabará conmigo… - se retiró la prenda negra que cubría la parte superior de su cuerpo y se llevó una mano al pecho, donde lucía la marca de sangre con motivo de corazón. Estaba observando el cielo, lamentándose por el hecho de que fuera de día y no poder disfrutar de la espectacular visión que el firmamento estrellado ofrecía, cuando captó de reojo la curiosa mirada de Senya, fija en el símbolo.- …Duele...- y sonrió a esta con amabilidad cuando alzó la cabeza para mirarlo.
-Puedo preguntar… - titubeó por unos instantes antes de continuar… - ¿A qué se debe esa marca?
-Es… - él también dudó unos instantes, meditando la respuesta - …Una maldición de sangre.- La mirada de la joven volvió al símbolo.
-Ya veo… pero… tiene solución ¿Verdad?
-Es complicado matar a un antiguo – rió con amargura al pensarlo.
-Pero se puede ¿No?
-Créeme… es muy complicado- repitió enfatizando la palabra “muy” al ver la insistencia de la mujer.
-Por favor, me gustaría ayudarte…- Dark negó a estas palabras.
-Ya has hecho mucho por mi…
-Y si puedo hacer más, más haré… por favor, Dark… -se incorporó mirándolo suplicante. El cazador alzó la cabeza para alcanzar a mirarla. – O… puede que haya otra forma, ¿No?
Dark suspiró… no quería ponerla en peligro y además aun estaba su misión, pero… ¿Cómo negarse a su mirada?
-Otra solución sería… que él mismo retirase la maldición, pero encontrarlo no es fác…
-¿Y quién es? ¿Podemos encontrarle?
-Se hace llamar “Vyktor”…
Senya se acuclilló frente a él y cogió una de las manos de Dark entre las suyas, mirándolo a los ojos con firmeza, tanto como el tono de sus palabras siguientes.
-Lo encontraremos. – Dark no pudo evitar sonreír, tanto de ver su empeño como por lo agradecido que se sentía por su ayuda, aunque el hecho de que le cogiese la mano le hacía sentir un poco incómodo.
-Gracias, de verdad pero…- iba a replicar cuando Senya volvió a interrumpirlo, haciendo caso omiso a sus últimas palabras.
-Mientras deberías seguir tomando la infusión.
-Si… pero no quiero depender de ella.
-Entiendo… pero al menos no sufrirás esos ataques…- observó como se llevaba la mano libre a la marca de nuevo.- O… ¿Si intentasemos un hechizo o algo parecido para calmar la tos o al menos para evitar esos ataques?...
-Ya lo he intentado… al igual que la infusión, calma la tos, pero por breves espacios de tiempo…
Senya soltó la mano del cazador y se llevo un dedo al mentón, pensativa, con una expresión grave en su rostro como nunca antes había recordado verle a aquella chica tan risueña. Cuando volvió a hablar lo hizo en un tono de voz mucho más bajo, casi un murmullo:
-Quizás… haya una solución, pero no creo que te guste…- Dark la miró intrigado…¿Una solución que no se le hubiera ocurrido a él? La joven asintió y se acercó a Dark, rozando casi con sus labios la oreja de él cuando comenzó a susurrarle al oído…