Pasando por la puerta de la posada está la cocina: una habitación amplia que de frente, nada más entrar, se encuentra el lugar habitado para hacer la comida, donde casi siempre hay un fuego encendido. A ambos lados de la estancia nos encontramos con estanterías donde se amontonan todos los instrumentos que el cocinero usa para llevar a cabo su tarea. En el centro de la cocina hay una gran mesa de madera con un taburete donde el cocinero pasa las horas muertas, esperando a que algún cliente pida algo específico o a que llegue la hora en la que tenga que preparar una nueva comida.