Nada más entrar por la puerta de la posada nos encontraremos con un amplio salón de taberna bien iluminado por diversas velas y faroles. A la izquierda, casi al lado de la piedra se encuentra la escalera que conduce a los pisos superiores y a su lado la trampilla que conduce al subterráneo. Al mismo lado que están las escaleras pero algo más alejada de la puerta está la barra, con un par de camareros siempre dispuestos a servir a los clientes y, tras ésta, una puerta que conduce a la cocina. Al otro lado de la entrada, a nuestra derecha, se extiende una zona llena de cómodos sofas frente a una gran chimenea y, a su alrededor, diversas mesas y sillas de madera.