Si seguimos por la abertura de la derecha, la que indica "Termas" llegaremos a gran sala rocosa donde el suelo está cubierto de mullido musgo, para hacer más cómodo el poder caminar descalzo. En el centro hay una gran piscina de aguas termales, excavada en la roca, habiendo bajo el agua algunos salientes para poder sentarse. La sala está iluminada, por un lado, por las mismas "luciérnagas" de luz que iluminan el corredor y, por otro, por largas plantas trepadoras que cubren parte de la pared y que caen sobre las cabezas con unas bonitas flores de color blanco abiertas que se iluminan también. Si uno se fija bien, podrá darse cuenta que las flores no irradian luz propia, sino que procede de las mismas motitas de luz que reposan en las flores. En una de las paredes hay un pequeño estante formado por troncos entrelazados donde descansan varias telas de color blanco para que la gente pueda secarse.